Un corte rápido, violento y luego todo es luz...
Detrás de ese destello que irrumpe el espacio aquel sonido opaco que inunda el campo de batalla se repite sin cesar. El éxtasis de cumplir una venganza, de apagar un corazón, la ira que sin piedad descarga su golpe frío y seco. No hay piedad ante la súplica ni las lágrimas del enemigo postrado, solo aquellos despiadados relámpagos que apagan sus voces.
Por qué lucho?, no lo se, sólo recibí la orden de hacerlo, tomé mi armadura y como siempre la pulí en aquel ritual de tantas veces, en su superficie abundan las muescas dejadas por otras tantas batallas que se esconden debajo del lustre de la cera y a la vez muchas cicatrices en mi cuerpo ocultas bajo aquella armadura. Mi casco...una máscara con una fiera expresión dirigida a infundir el máximo terror al contrincante, una máscara que oculta un rostro lleno de temor a veces, otras pánico y otras...otras nada, cada vez era más frecuente no ocultar nada.
Mi espada, la herencia de mis ancestros, el honor de mi familia plasmada en un mítico trozo de metal moldeado para lograr el corte perfecto, un instrumento hecho para imponer mi verdad, la verdad de generaciones, heredado desde el puño mismo de mi padre moribundo, nunca voy a olvidar sus palabras: ''llévala con honor hijo mio y sirve con orgullo'', yo sólo asentí con la cabeza y mi mano ocupó lentamente la empuñadura que aquella fuerte mano abandonaba, no hubo lágrimas...
Un relámpago, la sangre empaña mi vista, su olor a óxido y la sensación tibia al correr por el rostro me hace percibirla como algo ajeno a mi, no es mi sangre no es mi dolor, ya no siento dolor, donde está mi humanidad? oculta detrás de un ideal de honor?
Qué es el honor? se me enseñó a que era el máximo ideal de mi estirpe, se vive y se muere por él. El honor es aquello que me identifica como hombre pero por qué siento temor a morir si lo hago por mi honor o será acaso que no lo hago por el mío propio sino más bien por el capricho de gente que ni conozco, mi padre nunca me habló de ello, era mi honor el que debía defender o el honor de otros? Al fin y al cabo ya no siento miedo, sólo espero a que nadie más se mueva, espero a que todo quede en silencio, espero a que todo se acabe.
Otro relámpago, era un rostro conocido. Alguna vez fuimos amigos pero servimos a un amo distinto, conocía sus alegrías, sus anhelos, sus temores. Alguna vez me tendió su mano amiga y compartimos una sonrisa, alguna vez supe su nombre pero creo que ya no lo recuerdo, ya no recuerdo nada más que la imagen de su cuerpo inerte golpeando bruscamente el suelo, separé su cabeza de sus sueños sin dibujar una solo mueca en mi rostro.
Ira!, maldita ira que aún me tiene con vida!
No vivo por el honor de mi padre, por el legado de mi espada, por servir a mi amo. Vivo por esa ira que inunda mi cuerpo, que me hace rugir como una fiera sedienta de sangre, ya no vivo por mi ni por mis sueños, ya no puedo soñar, ya no puedo reír, ya no puedo recordar el nombre de aquellos que fueron amigos.
Otro relámpago y una voz que se apaga, creo que decía: ''estoy vencido, estoy vencido'', no estoy seguro, ya no podía escuchar. El grito de mi alma me ensordecía clamando por sangre para apagar mi tristeza. Cuando perdí mi humanidad?
Me aferro a esos pequeños recuerdos de la época en que fui feliz, las ramas del cerezo en flor, la lluvia cayendo sobre mi rostro fría y sin olor, tu sonrisa y aquellas cálidas caricias, tu último beso...pero basta!
Es hora de desatar la ira, que sigan cayendo los relámpagos y luego ese frío silencio, es hora de que siga cayendo esa tibia lluvia roja.
miércoles, 27 de agosto de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
3 comentarios:
Muy buen escrito. refrescante en esta blogosfera. Saludos desde mi extraño país
Recuerdo de una vida pasada....
Gracias Amorexia, es un halago viniendo de alguien que escribe como tu.
Ronin, mmm...no se si será una vida pasada pero son cosas que a veces sueño y creo que los que apreciamos esto muy a menudo nos preguntamos a quién debemos la lealtad, a otros o nosotros mismos.
Y la ira como fuente que ahoga la tristeza es la forma normal de defendernos de aquello que no podemos controlar.
Publicar un comentario