viernes, 10 de octubre de 2008

Oscuridad





Era una noche oscura como pocas, no había estrellas en el cielo y la luna no brillaba. Corría una brisa suave e insípida que no arrastraba ningún olor; el tiempo ya no importaba, es curioso, todas las decisiones toman en cuenta de alguna forma al tiempo y en ese instante quería perder su protagonismo para cerderle ese espacio al vacío.

En su pequeña cabaña el samurai se encontró de repente solo con su pensamiento, un pensamiento traicionero e irracional que gustaba de recurrir al pasado para cuestionar su inestable presente. Solo la tenue y parpadeante luz de una vela rompía aquella oscuridad de recuerdos, develando por instantes el brillo mortal de la espada descubierta que reposaba frente a él. Cuántos ojos habrían visto ese destello antes de cerrarse para siempre en el olvido, cuántas almas encontraron el lugar que tanto buscaba aquel que las desprendió tan bruscamente de la vida detrás de aquel destello.

Una polilla revoloteaba en círculos tórpemente alrededor de la vela alejándose a ratos y acercándose hasta casi tocar la llama otras tantas veces, en semejanza a los recuerdos de un alma confusa, a veces lejanos y casi imperceptibles, otras veces tan cercanos que parece que quieren quemar.

'' Yo no escogí ésta vida, estas voces me enloquecen, me asfixian! Los rostros y esa mirada cuando el alma abandona el cuerpo. No quise ser lo que soy, no quise ser despiadado pero ese bálsamo que me protege de la tristeza me inunda, esa ira que me hace escapar de la realidad me envenena cegando mi vista con esa lluvia roja, esa maldita lluvia roja que cubre mi rostro y oculta mis lágrimas, esa lluvia que precede siempre al mortal destello que opaca por instantes la imagen de tu rostro que me consolaba con esa triste mirada y esa dulce sonrisa. Te recuerdo...''

Aquella alma de cristal encerrada en un cuerpo de hiero por un instante logró ver un rayo de luz que se filtraba por una grieta en esa coraza hecha de recuerdos, se permitió dibujar una leve sonrisa.

La polilla revoloteaba; tomó la espada con firmeza.

Un círculo y se aleja; una lágrima traicionera.

Un círculo y se acerca; la respiración pausada.

Otro círculo y se aleja; el brillo mortal frente a su amo.

''Ya no más recuerdos''

Un círculo y se acerca hasta tocar la luz, la polilla se envuelve en el aceite de la vela y una pequeña llama cae al suelo dejando a la habitación en penumbras...el mortal destello se apagó también.

Un suspiro ahogado en la oscuridad.

''Hoy no será el día en que nos encontremos de nuevo''

4 comentarios:

Amorexia. dijo...

Siempre he sentido una curiosidad fascinante por ese vertigo que sienten las polillas y otros bichos por las luces... no sé se me despertó de nuevo esa inquietud.

Saludos a deshora.

MarySandel dijo...

Cuantas veces nos quedamos en la oscuridad, deseando que entrara algo de luz.
El tiempo que le da prioridad al vacio, el alma de samurai en su maximo esplendor.
Su dureza y su debilidad al mismo, un recuerdo tan lejano y tan ausente

Me gusto, como siempre!
saludos

Ikannus dijo...

Recuerdos...van y vienen como esos bichos que rodean la luz por las noches. Que ingeniosa es nuestra mente para acudir a ellos de formas que no son beneficiosas.
Gracias

Julia Hernández dijo...

Aquella alma de cristal encerrada en un cuerpo de hierro, linda comparación, cuántas veces nos escondemos detrás de una apariencia dura, evitando nuestros sentimientos y debilidades. Precioso. Saludes.