domingo, 26 de octubre de 2008

Marcho sin mirar atrás

Marcho sin mirar atrás porque temo derramar esa última lágrima que mantiene con vida a los recuerdos que tanto me hicieron feliz.

Creí que tenía el poder de cambiar el mundo y hacer que girara alrevés a pesar de que muchos decían que estaba loco por creer eso, ahora marcho sin mirar hacia atrás porque no quiero ver ni escuchar a la gente reirse de mi y de mi error, a fin de cuentas soy solo un hombre que busca creer en algo y que no le gusta equivocarse por pretender ser un dios.

Que mundo es éste con sus reglas que terminan explotando en la cara de aquel que las contradice; el amor es para quien sabe darlo pero más para quien sabe recibirlo, el mundo es para el que lucha pero más para el que sabe cuando no debe luchar más, el que más arriesga es el que gana pero gana más el que sabe cuánto es prudente arriesgar, el que perdura no es el que sobrevive sino el que sabe cómo vivir después de sobrevivir.

Marcho sin mirar hacia atrás porque no quiero tropezar, porque no se si podré levantarme de nuevo, porque quiero aprender a recibir amor, porque quiero saber cuándo darme por vencido y empezar de nuevo otro camino, porque quiero aprender a saber cuando arriesgar.

Marcho sin mirar hacia atrás hasta que aprenda a olvidar y a aceptar lo que la vida depare, porque quiero con todo mi corazón vivir y tener la esperanza de que mañana será un día mejor, porque quiero decir que supe amar pero que también supe decir adiós sin perder la ilusión de que vendrán otros tiempos en los que también seré feliz.

Marcho sin mirar atrás porque el camino es largo y el tiempo es poco, porque la vida es corta y el amor sigue siendo hermoso, porque hay cosas que no puedo cambiar y porque ya no quiero seguir intentándolo más...

martes, 14 de octubre de 2008

El camino

Creyendo que llegaría a algún sitio, por el camino de la venganza se decidió enrumbar. Con la espada aún ensangrentada y temblando de ira gritó...

Muchos años atrás su padre había sido vencido, su padre el invencible no fue derrotado en combate, lo cual hubiera sido motivo de honra, fue vencido por la traición de su amo. En las luchas de poder a veces se toman acuerdos por encima de los intereses de los gobernados, su aldea fue arrasada mientras él observaba con impotencia, eran los samurais de su propio amo. No se atrevió a levantar la espada en su contra y murió con su honor intacto, juró lealtad y aunque no comprendía la razón dejó que tomaran su vida y la de su familia, excepto la de su hijo mayor que se encontraba en un pueblo vecino.

Cuando regresó a su casa todo era desolación e imágenes que quedaron en su mente grabadas con fuego como la marca del hierro caliente en el cuero, su padre aún vivía y con una voz temblorosa le pidió que lo ayudara a ponerse de rodillas luego lentamente y con una voz pausada le dijo: ''eres libre y no sirves ya a ningún amo, olvida tu nombre y tu pueblo, sigue por el camino justo pero haz tu propio camino también, nunca dejes de escuchar a tu corazón ya que es la voz que siempre te dirá la verdad aunque tus oídos ya no escuchen. Esta espada es tuya y tiene su nombre propio, será una extensión de tu brazo y la voz de tu corazón. Vive, vive hijo mío y no te dejes vencer jamás!'' Luego tomó la espada y la hundió bruscamente en su vientre, con su último aliento de vida acarició suavemente el rostro de su hijo que lo contemplaba atónito, le tomó su pequeña mano y la oprimió junto a la suya en la empuñadura de la espada.

Quiso ser el mejor y dedicó años, meses, días, horas, minutos y segundos enteros a perfeccionar el arte de su propia guerra, una guerra cuyo propósito ya casi había olvidado. Se unió a los enemigos de su antiguo amo, creció y aprendió con ellos el arte de la espada hasta que por fin llegó el momento.

Ese hombre viejo suplicaba de rodillas por su vida, a su alrededor estaban muertos más de diez hombres que lo protegían, esa noche tomaron su fortaleza y su nuevo clan le encargó la misión de acabar con aquel hombre; nadie sabía lo que eso significaba ya que como su padre le pidió olvidó su nombre y su origen.

Había esperado tanto por ese momento, lentamente la hoja de su espada se ocultó en la funda, el anciano sonrió tranquilo, sus súplicas fueron escuchadas. Le había ofrecido mucho dinero por permitirle vivir y traicionar a los suyos. Su voz opaca y sin ninguna emoción habló: ''una vez que quitaste todo y hoy me lo regresas, te lo agradezco'', luego un destello salió de su cintura y se clavó en el pecho del viejo, con lentitud terminó de hundir la espada hasta la empuñadura como si intentara acabar con su alma también y mirándolo muy de cerca a los ojos vio como la vida los abandonaba así como abandonaba también muchos de sus propios recuerdos. Retiró la espada con rapidez y en un mismo movimiento separó la cabeza con el semblante espantado de los hombros antes de que el cuerpo sin vida tocara el suelo.

...gritó otra vez pero solo entonces se permitió llorar, lloró porque ahora servía a otro amo, un amo con mil rostros que le pedía más y más sangre para justificarse y para callar a un alma que solo quería llorar, un alma que había decidido recorrer su propio camino aunque no supiese hacia dónde lo llevaría.

viernes, 10 de octubre de 2008

Oscuridad





Era una noche oscura como pocas, no había estrellas en el cielo y la luna no brillaba. Corría una brisa suave e insípida que no arrastraba ningún olor; el tiempo ya no importaba, es curioso, todas las decisiones toman en cuenta de alguna forma al tiempo y en ese instante quería perder su protagonismo para cerderle ese espacio al vacío.

En su pequeña cabaña el samurai se encontró de repente solo con su pensamiento, un pensamiento traicionero e irracional que gustaba de recurrir al pasado para cuestionar su inestable presente. Solo la tenue y parpadeante luz de una vela rompía aquella oscuridad de recuerdos, develando por instantes el brillo mortal de la espada descubierta que reposaba frente a él. Cuántos ojos habrían visto ese destello antes de cerrarse para siempre en el olvido, cuántas almas encontraron el lugar que tanto buscaba aquel que las desprendió tan bruscamente de la vida detrás de aquel destello.

Una polilla revoloteaba en círculos tórpemente alrededor de la vela alejándose a ratos y acercándose hasta casi tocar la llama otras tantas veces, en semejanza a los recuerdos de un alma confusa, a veces lejanos y casi imperceptibles, otras veces tan cercanos que parece que quieren quemar.

'' Yo no escogí ésta vida, estas voces me enloquecen, me asfixian! Los rostros y esa mirada cuando el alma abandona el cuerpo. No quise ser lo que soy, no quise ser despiadado pero ese bálsamo que me protege de la tristeza me inunda, esa ira que me hace escapar de la realidad me envenena cegando mi vista con esa lluvia roja, esa maldita lluvia roja que cubre mi rostro y oculta mis lágrimas, esa lluvia que precede siempre al mortal destello que opaca por instantes la imagen de tu rostro que me consolaba con esa triste mirada y esa dulce sonrisa. Te recuerdo...''

Aquella alma de cristal encerrada en un cuerpo de hiero por un instante logró ver un rayo de luz que se filtraba por una grieta en esa coraza hecha de recuerdos, se permitió dibujar una leve sonrisa.

La polilla revoloteaba; tomó la espada con firmeza.

Un círculo y se aleja; una lágrima traicionera.

Un círculo y se acerca; la respiración pausada.

Otro círculo y se aleja; el brillo mortal frente a su amo.

''Ya no más recuerdos''

Un círculo y se acerca hasta tocar la luz, la polilla se envuelve en el aceite de la vela y una pequeña llama cae al suelo dejando a la habitación en penumbras...el mortal destello se apagó también.

Un suspiro ahogado en la oscuridad.

''Hoy no será el día en que nos encontremos de nuevo''

jueves, 2 de octubre de 2008

Gracias

Gracias por decir te quiero aunque por dentro no quisieras porque con eso me hiciste creer que era invencible aunque fuera por un instante.

Gracias por darle importancia a aquellos pequeños detalles porque con ello hiciste recuerdos a prueba del tiempo.

Gracias por aquellos segundos en que cruzábamos miradas porque fue en esos instantes cuando tuve mis mejores sueños.

Gracias por tomar mi mano tantas veces porque aunque estés lejos aún puedo sentirte tan cerca.

Gracias por aquellas muchas veces en que compartimos una sonrisa porque... porque... sabes? sonrío muy poco y contigo se me hacía tan fácil.

Gracias por construir conmigo castillos en el aire porque fue en esos castillos en donde me sentí más seguro

Gracias por aquellos pequeños besos a cuenta gotas porque hacían que mi día transcurriera más rápido ilusionado por recibir uno más.

Gracias por ser implacable conmigo, por extinguir todo sueño, por quitarme tus caricias e ignorar mis súplicas. Gracias por ser ese fuego que convirtió en instantes a mis castillos en cenizas, ese fuego que borró toda sonrisa, que destruyó cada momento juntos, que tornó todo al gris pálido de las fotografías viejas. Gracias por ser esa llama que consumió mi cuerpo, que quemó mis manos y aquella mirada tierna.
Gracias; porque sé que de las cenizas humeantes saldré con vida propia, porque tendré la fuerza de construir mi mundo sobre algo más que un sueño que no acabará al despertar.
Pobre ilusa; aquello que tanto buscas era lo que teníamos y lo que nunca valoraste porque lo creías una simpleza...esa simpleza es el amor.

Gracias por ser tú, simplemente tú, no sé que haría yo si no existieras tú.