Blandió su espada con ira y atacó con todas sus fuerzas, su contrincante con un paso firme al frente y un suave movimiento circular con su espada de madera lo dejó indefenso, otro paso al frente e impacta el cuello del joven samurai, un intenso dolor y una momentánea oscuridad terminan la lección.
El sensei tiende la mano, lo ayuda a levantarse y comenta con aquella voz pausada que siempre sacaba conclusiones: la fuerza no es la respuesta a todos tus obstáculos, la vida funciona en círculos, círculos que transforman, círculos que desvían pero que llevan al mismo sitio, círculos que actúan en todas direcciones, círculos que deben ser cerrados en algún momento para concluir una etapa. Si utilizas la fuerza como única vía de oposición tu espada será rota, no existe nada inquebrantable y es por esto que la fuerza debe ser revestida con paciencia, serenidad e inteligencia para que cuando ésta sea aplicada caiga como centella sobre un solo punto.
El joven samurai inclinó su cabeza con profundo respeto, cada derrota ante su sensei era una victoria personal, esas enseñanzas nunca lo abandonarían.
Sus ojos volvieron a la realidad, sus heridas eran profundas y la respiración demasiado agitada. Sus enemigos eran cinco y lo rodeaban formando un círculo. Un hombre alto y con una espada ancha y enorme dio un paso al frente, era de otras tierras, vestía pieles y usaba una especie de armadura, seguro fue traído por sus enemigos para acabar con él. Los otros cuatro hombres sonreían confiados en una forma burlona.
Aquel gigante extendió sus brazos y gritó en una lengua desconocida, su voz retumbó como un trueno, blandió su espada con una fuerza tremenda en dirección a la cabeza del samurai, éste la esquivó ajustadamente mientras una ráfaga de viento y un zumbido pasaron por su rostro, como si se tratara de un rebote la enorme espada regresó zumbando ésta vez el samurai cayó de espaldas al evitar el golpe, unas hebras de su cabello cayeron en su rostro junto con un pequeño hilo de sangre. El gigante sonrió levemente mientras que los cuatro hombres estallaron en carcajadas.
Mientras se incorporaba, el enorme hombre tomó su espada con ambas manos y apretando los dientes martilló con toda su fuerza de forma vertical y como un rayo que cae su espada chocó contra el suelo mientras el cuerpo lo seguía torpemente unos instantes después de que el samurai giró hacia atrás sobre su rodilla izquierda, el brillo de muerte salió de su prisión y con la velocidad de la luz atravesó a su oponente por la espalda a la altura de la cintura cortándolo en dos.
Los otros hombres poco pudieron hacer, las espadas aún en sus fundas fueron sólo testigos de aquel desenlace, la lluvia roja tomó nuevamente la escena.
Una gran espada quebrada en dos partes yacía en el suelo, el samurai dibujó una leve sonrisa en su rostro…
Excelente relato me gusto mucho, de hecho por mi mente pasaron muchas escenas de Samurai Champloo y Samurai X, este tipo de animes para mi son lo mejor!!!
ResponderEliminarSalu2.
Precioso relato, con muchas causas para reflexionar. Paciencia, serenidad e inteligencia, si todos pusiéramos en práctica las tres, seríamos mejores seres humanos y con ello existiría un mundo mejor. Muy bueno. Un abrazo.
ResponderEliminarSamurai X es lo máximo, me gusta mucho la idea de un héroe que no es héroe en realidad, que lucha contra un pasado y que trata de cambiar en el presente.
ResponderEliminarMuy bueno...
ResponderEliminarSaludos ausentes.