viernes, 11 de septiembre de 2009

Amor no declarado

Me cuesta tanto no mirarte, no quiero que sepas lo mucho que espero ese encuentro matutino a pesar de esa cara de pocos amigos que simulo y ese cierto aire de indiferencia. Sonrío levemente cuando me sorprendes por fin aunque eso es lo que quiero que hagas porque me encanta esa mirada de mil estrellas.

Es un eterno juego de desinterés, de miradas que solo nosotros pretendemos entender, de gestos y sonrisas diminutas, de mensajes escondidos, una lucha eterna de poder y ceder, de conquistar y perder, de herir y luego disculpar entre dientes.

Yo y mi pesimismo, tu y tu testarudez, a veces más enemigos que amigos, más extraños que amantes, es tan fácil que nos alejemos pero aún más fácil acercanos. Siempre te he extrañado cuando evitamos dirigirnos la palabra, siempre he disfrutado cuando te sorprendo mirándome.

Tu eres la parte lógica, yo la irracional, yo el que siempre termina cediendo y tu la que pretende imponer las reglas y a pesar de todo eso basta un cruce de miradas y unas cuantas palabras para entendernos, siempre es así.

Nos dislumbran los colores y los sueños tontos acerca de cosas sin importancia, tenemos mil promesas sobre cosas que parecen imposibles, nuestros viajes con destino pero siempre sin fecha de partida, esa cena romántica jamás hecha pero si muchas tantas casuales tomándote la mano. Tu y tus detalles que me vuelven loco, tu y tu cabeza dura que me frustra tanto, me encantas así.

Algunas veces pienso en cómo es el amor no declarado, quisiera creer que es así pero me entristecería saber que nunca será, quisiera que éste juego no acabara nunca y que el tiempo no pasara, que siempre podamos hablar y tomarnos una copa de vino, que siempre pueda acariciar tu rostro y que siempre me sonrías. No querría perderte aunque jamás fueras mia.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Tus particulares caricias

Te conozco, me conoces, te amo y te odio, te recuerdo y olvido.

Me besas y vuelo, me dejas y muero; ésta historia de novela que me hace reír en silencio, que me hace llorar cuando me toca el destierro, ese sueño que empieza y acaba, que juro olvidar y sin pensarlo de nuevo lo estoy viviendo otra vez.

Corrijo y apunto para no volver a caer mas siempre termino con un nuevo rasguño y pensando en por qué me dejo herir más.

Juro no volver a creer pero siempre concluyo escuchando mis propias razones, buscando temores que justifiquen tu ausencia, tratando de convencerme de que son mis errores los que nos alejan para así no culparte y no pensar más en eso.

Tantas veces te di por perdida, viviendo otros sueños en los que yo no estaría. Te di la espalda esperando olvidarte viviendo otra vida que no era la mía, haciendo de detalles el motivo exclusivo para al final siempre quedarme pensando en que si es la vida tan simple o si es que espero mucho de ella.

A veces me pregunto por qué te tomo la mano, por qué te acaricio el rostro y revuelvo tu cabello, la verdad es que no lo se pero si se que me entiendes, solo tu me entiendes y sólo tu sabes lo feliz que me hacen tus particulares caricias.

Ahora creo que el amor es algo más real, no es algo tan utópico que implica la conjunción de planetas y estrellas. No es algo basado en el ideal de una persona ni de las pasiones que despierta, ni tampoco el recuerdo de buenos momentos que no alcanzan para una buena historia ni mucho menos para un buen futuro.

En busca de la felicidad olvidamos quién nos hace sonreír, quién nos entiende con solo tomarnos la mano, no nos damos cuenta de quién nos escucha siempre y capta la esencia en un solo detalle. Por eso es que siempre te busco, te espero, siempre deseo arreglar esa ceja y revolver aún más tu cabello, siempre quiero jugar con tus dedos y acariciarte la frente.

Algún día será...ya verás. Por el momento disfruto con tus particulares caricias; tu sabes que entiendo; tu lo sabes muy bien.